sábado, 30 de octubre de 2010

COLOMBIA

Agua y territorio. Que ni las aguas ni nuestros espíritus se estanquen.



Cuando las aguas que fluían se estancan los mohanes, los espíritus de las aguas, se entristecen, quienes las esperan abajo se quedan sin ellas, los que las despidieron arriba no las ven partir. Los ciclos de las aguas están siendo brutalmente alterados y las aguas cuyo devenir es fluir están brutalmente contenidas. Los costos ambientales, materiales y energéticos que conllevan las acciones para detener las aguas que fluían, para alterar los ciclos hidrológicos son enormes y traen consecuencias fatales en los territorios: represas absurdas que desplazan las gentes, que pudren los suelos, que inundan las historias; aguas embotelladas que enseñan el desprecio por las aguas naturales; aguas inundando las ciudades por haberse destruido sus cursos ancestrales; aguas ocupando los espacios que los campesinos preparan con dedicación e ilusiones destruyen sus sueños; ecosistemas de gran importancia hidrológica atravesados y heridos por obras de infraestructura que no atienden las dinámicas de la naturaleza; explotaciones mineras aberrantes que destruyen todas las aguas que tocan, volviendo miseria los territorios y las sociedades donde se instalan; intervenciones sobre las aguas todas que son hijas de la fragilidad irracional de la economía y de las inicuas relaciones socio-ambientales del sistema-mundo capitalista.

Las emisiones desbordadas de gases de efecto invernadero han ocupado infamemente la atmosfera a la par que el capital, los capitalistas y las sociedades del beneficiadas del Norte-Global del planeta se hunden en el consumismo y el hartazgo, han traído la alteración de todas las aguas y incluidas las aguas árticas y antárticas amenazando con trasformaciones catastróficas de los ciclos y las dinámicas de las aguas de los maes y los cielos. No se ha entendido que somos agua, que somos fluir, que somos universo, que la humanidad y los seres con los que compartimos nuestra existencia en el planeta nos debemos a lo que bebemos y comemos y que si las aguas se enferman, la vida toda se enferma.

Las aguas se están estancando y es porque los humanos estamos estancados en una racionalidad absurda y destructiva. Cuando las aguas fluyentes se estancan los contenidos orgánicos que arrastran se pudren, los contenidos minerales se sedimentan y se forman fondos inhóspitos, todos los seres que esperaban que ellas trajeran los alimentos padecerán de hambre y sed; todos los seres, incluidos los mohanes, que se divertían en sus corrientes serán tragados por la confusión y la desazón. Defender las aguas es defenderlas de la racionalidad destructiva y del sistema-mundo capitalista que es su epitome y que, en su movimiento “maquínico”, homogeniza los paisajes, desdeña las culturas, demuele los territorios y afianza la acumulación infeliz de riquezas en manos de pocos. Defender los territorios se ha convertido en el corazón de la política en los pueblos del Sur-Global. No se defiende el agua si no se defienden los territorios. Ese es el sentido actual de la defensa de los territorios.

Es claro que hay una lucha por los territorios, no solo en términos de la ocupación física del espacio que les constituye, sino de maneras múltiples y complejas...



http://comitedejusticiaclimatica.blogspot.com/2010/10/agua-y-territorio-que-ni-las-aguas-ni.html

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